El 30 de abril de 2020 se cumple el vigésimo aniversario de la canonización de santa Faustina Kowalska

El 30 de abril de 2020 se cumple el vigésimo aniversario de la canonización de santa Faustina Kowalska por el papa Juan Pablo II, convirtiéndose así en la primera santa en ser canonizada en el tercer milenio y en el Año Jubilar 2000.

La beata Faustina Kowalska fue la religiosa polaca a quien Jesús le encargó la misión de transmitir a todo el mundo un pilar de la fe cristiana: la infinita Misericordia, Bondad y Amor de Dios hacia el hombre.

El testimonio directo de Jesucristo dio origen al Diario, la Divina Misericordia en mi alma, que sor Faustina escribió para dejar constancia de todas las revelaciones privadas que le comunicó Nuestro Señor entre 1931 y 1938.

Por ello, santa Faustina Kowalska es considerada una apóstol de la Divina Misericordia, al transmitir las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia reveladas por Jesús: la Imagen de Jesús Misericordioso, la Hora de la Misericordia, la oración de la Coronilla, la Fiesta de la Divina Misericordia y la Difusión del culto a la Divina Misericordia.

De hecho, su fecha de canonización coincidió con el segundo domingo de Pascua, que el papa Juan Pablo II declaró como el Domingo de la Misericordia Divina en el mundo entero, instituyendo así la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia que Jesucristo había reclamado a sor Faustina, cuyo vigésimo aniversario también se cumple el 30 de abril de 2020.

La visión que sor Faustina tuvo de su propia canonización

Sor Faustina tuvo una visión de su canonización, tal y como se puede leer en diversas anotaciones del Diario, que os transcribo por su interés.

23 III 1937 (…) Recibí una gracia grande e inconcebible; Jesús tan Misericordioso me prometió que llegaré a ver la solemne celebración de esta Fiesta” (Diario, 1042).

Este día 23 es el Martes Santo y un día en el cual Dios me ha concedido muchas gracias” (Diario, 1043).

Súbitamente me inundó la presencia de Dios y de inmediato me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre, pero a la vez estaba en nuestra capilla, y la solemnidad del Santo Padre y de toda la Iglesia estaba estrechamente unida a nuestra capilla, y de manera especial a nuestra Congregación; y participé al mismo tiempo en la solemnidad de Roma y la de aquí. Esta solemnidad estaba tan estrechamente unida a Roma que, aunque escribo, no alcanzo a distinguir [la diferencia entre una y otra], pero fue así como lo vi. Vi al Señor Jesús expuesto en la Custodia en el Altar Mayor, en nuestra capilla. La capilla estaba adornada solemnemente y aquel día podían entrar en ella todos, cualquiera que quisiera. Hubo tanto gentío que yo no lograba abarcarlo con la vista. Todos participaban en esa solemnidad con gran alegría y muchos recibieron lo que había deseado. La misma solemnidad tenía lugar en Roma, en un bello templo y el Santo Padre con todo el clero celebraba esta solemnidad. Y de repente vi a San Pedro que se puso entre el altar y el Santo Padre. ¿Qué decía San Pedro? No pude escucharlo, pero vi que el Santo Padre comprendía sus palabras…” (Diario, 1044).

De pronto, algunos eclesiásticos que desconozco empezaron a examinarme y a humillarme, o más bien lo que había escrito, pero veía que Jesús Mismo me defendía y les hacía comprender lo que no sabían” (Diario, 1045).

De súbito vi que de la Santa Hostia salieron los dos rayos que están pintados en la imagen y se esparcieron sobre el mundo entero. Eso sucedió en un solo momento, pero fue como si hubiera durado un día entero y nuestra capilla estuvo repleta de gente durante todo el día y todo ese día fue pleno de gozo” (Diario, 1046).

Y de pronto vi al Señor Jesús vivo en nuestro altar tal y como está pintado en la imagen. Sin embargo, sentía que las hermanas y toda la gente no veían a Jesús así como lo veía yo. Jesús miró con gran bondad y alegría al Santo Padre, y a ciertos sacerdotes, y a todo el clero, y al pueblo y a nuestra Congregación” (Diario 1047).

De repente fui raptada a la cercanía de Jesús y me presenté en el altar junto a Jesús y mi espíritu fue llenado de una felicidad tan grande que no puedo ni comprender ni describir. Un abismo de serenidad y de descanso inundó mi alma. Jesús se inclinó hacia mí y me dijo amablemente: `¿Qué deseas, hija Mía?´ Y contesté: `Deseo la gloria y el culto de Tu Misericordia´. `El culto ya lo recibo con la institución y la celebración de esta Fiesta; ¿Qué deseas más?´ Y miré esta gran muchedumbre que veneraba la Divina Misericordia y dije al Señor: `Jesús, bendice a todos los que están reunidos para rendirte honor a Tu Misericordia infinita´. Jesús trazó con la mano la señal de la Santa Cruz; la bendición se reflejó en las almas con un relámpago de luz. Mi espíritu se sumergió en Su Amor, sentí como si me disolviera en Dios y desapareciera en Él. Cuando volví en mí, una profunda paz inundaba mi alma y le fue concedido a mi mente comprender de manera milagrosa muchas cosas que antes habían sido incomprensibles para mí” (Diario, 1048).

Soy sumamente feliz a pesar de ser la más pequeña y no quisiera cambiar nada de lo que Dios me ha dado. Ni siquiera con un serafín quisiera cambiar el conocimiento interior que Dios me da de Sí Mismo. Mi unión interior con Dios es tal que ninguna criatura puede comprenderla y, especialmente, el abismo de Su Misericordia que me envuelve completamente. Soy feliz con todo lo que me das” (Diario, 1049).

Por último, quiero compartir con vosotros la invitación que nos hacen las Hermanas de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, del Santuario de la Divina Misericordia en Lagiewniki (Cracovia), a unirnos con ellas durante su Adoración de acción de gracias por la canonización de santa Faustina Kowalska: el 30 de abril, desde las 20:00 a las 21:30 horas.

La mayoría de las oraciones son en polaco, por lo que han puesto a vuestra disposición el texto completo de la Adoración en español para que podáis seguirlo.


Las promesas de la Divina Misericordia

El 6 de marzo de 2019 se celebra el Miércoles de Ceniza, que es el inicio de la Cuaresma, cuarenta días que terminan antes de la Misa de la Última Cena del Jueves Santo, en los que la Iglesia Católica marca la conversión del corazón para prepararnos a vivir intensamente la Semana Santa a través de diversas prácticas, como la oración, penitencia, obras de caridad y el ayuno. Se trata de un tiempo litúrgico de reflexión interior para acercarnos a Jesús, arrepentirnos de nuestros pecados y confesarnos.

Por este motivo, el post de hoy quiero dedicarlo a hacer balance de las promesas que Jesucristo le transmitió a la religiosa polaca sor Faustina Kowalska entre 1931 y 1938 para quienes practiquen cualquiera de las cinco nuevas formas de culto a la Divina Misericordia que Él Mismo le reveló: la veneración de la Imagen de Jesús Misericordioso, la Hora de la Misericordia, la oración de la Coronilla, la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia y, por último, la Difusión del culto a la Divina Misericordia.

Estas formas de culto contienen promesas concretas de Jesús para las personas que las practiquen con absoluta confianza en Dios y con la exigencia de realizar obras de misericordia por el prójimo (mediante la acción, la palabra o la oración).

Nuestro Señor le ordenó a sor Faustina Kowalska que dejara constancia de todas Sus palabras por escrito, lo que daría lugar al Diario: la Divina Misericordia en mi alma, cuya lectura siempre os recomiendo, al tratarse de revelaciones privadas de Jesús pronunciadas en pleno siglo XX. Su testimonio es impactante porque nos invita a acercarnos a Él sin miedo, confiando plenamente en Su Misericordia, Bondad y Amor sin límites hacia el hombre.

Aunque la Divina Misericordia siempre ha sido el eje central de la doctrina de la Iglesia desde sus orígenes, la clave radica en la cercanía que Jesús desea mantener incluso con el mayor pecador del mundo porque no hay pecado, por grave que sea, que Nuestro Señor no pueda perdonar a quien se arrepiente de corazón y confiesa sus pecados. Jesucristo desea perdonar y salvar, animando a las almas a no tener miedo de acercarse a Él.

En cuanto a las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia que Jesucristo le transmitió a sor Faustina Kowalska, la Imagen de Jesús Misericordioso fue el inicio de sus revelaciones privadas, ya que el 22 de febrero de 1931, el Señor le dio el mandato de hacer pintar una imagen Suya con la firma al pie de “Jesús, en Ti confío”.

Entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935, Jesús le enseña a santa Faustina la oración de la Coronilla para implorar misericordia por uno mismo y por el mundo entero. En octubre de 1937, Jesucristo le manifestó Su deseo de que se venerase la Hora de la Divina Misericordia, a las 3 de la tarde, que es la hora de Su Muerte en la Cruz.

Especialmente importante es la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia, que Jesús pidió que se celebrara el primer domingo después de Pascua (este año será el domingo 28 de abril). Por último, la Difusión del culto a la Divina Misericordia engloba diversas promesas de Jesucristo para quienes propaguen la devoción a Su Misericordia.

Si queréis profundizar en el conocimiento de estas cinco formas de culto a la Divina Misericordia, os invito a leer la serie de posts que dediqué a cada una de ellas. A continuación, os dejo plasmadas en color negrita todas las promesas que Jesús vinculó a la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia. Asimismo, os indico las anotaciones del Diario en las que podéis encontrar Sus palabras.

Las promesas de la veneración de la Imagen de Jesús Misericordioso

Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la Tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi Gloria” (Diario, 48).

Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi Misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la Cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios” (Diario, 299).

La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi Misericordia” (Diario, 300).

A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742).

Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío” (Diario, 327).

Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).

Las promesas de la Hora de la Misericordia

A las tres, ruega por Mi Misericordia, en especial para los pecadores y aunque solo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran Misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión” (Diario, 1320).

Te recuerdo, hija Mía, que cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica Su Omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la Gracia para el mundo entero: la Misericordia triunfó sobre la Justicia. Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi Misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo” (Diario, 1572).

Una hora de meditación de Mi dolorosa Pasión tiene mayor mérito que un año entero de flagelaciones a sangre; la meditación de Mis dolorosas llagas es de gran provecho para ti y a Mí me da una gran alegría” (Diario, 369).

Busca la fuerza y la luz en Mi Pasión” (Diario, 654).

Son pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias” (Diario, 737).

Hija Mía, medita frecuentemente sobre Mis sufrimientos que padecí por ti y nada de lo que tú sufres por Mí te parecerá grande. Me agrada más cuando contemplas Mi dolorosa Pasión; une tus pequeños sufrimientos a Mi dolorosa Pasión para que adquieran un valor infinito ante Mi Majestad” (Diario, 1512).

Las promesas de la oración de la Coronilla

Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia” (Diario, 687).

A las almas que recen esta coronilla, Mi Misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte” (Diario, 754).

Defenderé como Mi Gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable Misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi Misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo” (Diario, 811).

¡Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla! Las entrañas de Mi Misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla. Anota estas palabras, hija Mía, habla al mundo de Mi Misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita Misericordia Mía. Es una señal de los últimos tiempos, después de ella vendrá el Día de la Justicia. Todavía queda tiempo, que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que brotó para ellos” (Diario, 848).

Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi Misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón Compasivo, ellas tienen preferencia en Mi Misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi Misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi Bondad. Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez Justo sino como el Salvador Misericordioso” (Diario, 1541).

A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi Voluntad” (Diario, 1731).

Las promesas de la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia

Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible Misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi Misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi Misericordia. Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi Amor y Mi Misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi Misericordia” (Diario, 699).

Hija Mía, mira hacia el abismo de Mi Misericordia y rinde honor y gloria a esta Misericordia Mía, y hazlo de este modo: reúne a todos los pecadores del mundo entero y sumérgelos en el abismo de Mi Misericordia. Deseo darme a las almas, deseo las almas, hija Mía. El día de Mi Fiesta, la Fiesta de la Misericordia, recorrerás el mundo entero y traerás a las almas desfallecidas a la Fuente de Mi Misericordia. Yo las sanaré y las fortificaré” (Diario, 206).

Escribe lo que te diré: no encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi Misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes han de hablar a las almas sobre Mi Misericordia infinita. Te nombro dispensadora de Mi Misericordia. Dile al confesor que la imagen esté expuesta en la iglesia y no en el convento dentro de la clausura. Por medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).

Esta Fiesta ha salido de las entrañas de Mi Misericordia y está confirmada en el abismo de Mis gracias. Toda alma que cree y tiene confianza en Mi Misericordia, la obtendrá” (Diario, 420).

Las promesas de la Difusión del culto a la Divina Misericordia

Sor Faustina Kowalska relata en su Diario que Dios prometió una gran gracia, especialmente a ti y a todos los que proclamen esta gran Misericordia Mía. Yo Mismo los defenderé en la hora de la muerte como Mi Gloria aunque los pecados de las almas sean negros como la noche; cuando un pecador se dirige a Mi Misericordia, Me rinde la mayor gloria y es un honor para Mi Pasión” (Diario, 378).

Con las almas que recurran a Mi Misericordia y con las almas que glorifiquen y proclamen Mi gran Misericordia a los demás, en la hora de la muerte Me comportaré según Mi infinita Misericordia” (Diario, 379).

Me queman las llamas de la Misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. ¡Oh, qué dolor Me dan cuando no quieren aceptarlas!

Hija Mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi Misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón Misericordioso y Yo la llenaré de paz.

Di, hija Mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas” (Diario, 1074).

A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador Misericordioso. En esta última hora el alma no tiene nada en su defensa fuera de Mi Misericordia. Feliz el alma que durante la vida se ha sumergido en la Fuente de la Misericordia, porque no la alcanzará la Justicia” (Diario, 1075).

Escribe, hija Mía, estas palabras: todas las almas que adoren Mi Misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi Misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi Misericordia las protegerá en ese último combate” (Diario, 1540).

Hija Mía, no dejes de proclamar Mi Misericordia para aliviar Mi Corazón, que arde del fuego de compasión por los pecadores. Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi Misericordia insondable, de la Compasión que tengo por ellos en Mi Corazón. A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi Misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen” (Diario, 1521).


La Misericordia en santa Faustina Kowalska

En el post de hoy quiero hablaros de la conferencia dada por el doctor en Teología, Saturnino López Santidrián, en el marco del XI Encuentro Nacional de la Divina Misericordia, que ha tenido lugar en Burgos este fin de semana.

Bajo el título La Misericordia en santa Faustina y precedentes en España, el ponente ha hecho un recorrido sobre las revelaciones privadas que Jesucristo le manifestó a santa Faustina Kowalska entre 1931 y 1938, centrándose en los rasgos de Amor y Misericordia de Dios hacia el hombre, que son claves en el culto a la Divina Misericordia.

López ha destacado que el Amor de Dios se extiende hacia todo lo hecho, con una mayor generosidad para los pecadores que para los justos, de tal manera que cuanto mayor es la miseria de un alma y más grande es el pecador, tanto más derecho tiene a la Misericordia de Dios.

Esta certeza fue recogida por santa Faustina Kowalska en su Diario, la Divina Misericordia en mi alma, en el que plasmó los mensajes que Jesucristo le iba transmitiendo.

En su conferencia, López Santidrián ha hecho referencia a varios de estos pasajes, de los que os dejo el numeral para que podáis leerlos. Como es habitual, las palabras de Jesús aparecen remarcadas en negrita.

“Que los más grandes pecadores pongan su confianza en Mi Misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi Misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi Misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi Misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aun al pecador más grande si él suplica Mi Compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable Misericordia. Escribe: antes de venir como Juez Justo abro de par en par la puerta de Mi Misericordia. Quien no quiera pasar por la puerta de Mi Misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi Justicia…” (Diario, 1146).

Por otra parte, López Santidrián ha resaltado que la confianza es una parte esencial del culto a la Divina Misericordia y que es preciso manifestarla con humildad y deseo de arrepentimiento, tanto a Dios como al prójimo.

En esta misma línea, López ha asegurado que “dudar del Amor de Dios, no creer, no hacer caso de este Amor, es lo peor que se puede hacer, es un sacrilegio”. Precisamente, sobre el infinito Amor de Dios hacia el hombre, el ponente recuerda las palabras que Jesús pronuncia a santa Faustina:

“Yo soy el Amor y la Misericordia Misma; no existe miseria que pueda medirse con Mi Misericordia, ni la miseria la agota, ya que desde el momento en que se da (Mi Misericordia) aumenta. El alma que confía en Mi Misericordia es la más feliz porque Yo mismo tengo cuidado de ella” (Diario, 1273).

“Has de saber, Hija Mía, que Mi Corazón es la Misericordia Misma. De este mar de Misericordia las gracias se derraman sobre el mundo entero. Ningún alma que se haya acercado a Mí, se ha retirado sin consuelo. Toda miseria se hunde en Mi Misericordia y de este manantial brota toda gracia, salvadora y santificante (…). Antes el Cielo y la Tierra se vuelvan a la nada, que Mi Misericordia deje de abrazar a un alma confiada” (Diario, 1777).

En cuanto a las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia que Jesucristo enseñó a santa Faustina, López Santidrián destaca que la Imagen de Jesús Misericordioso fue el inicio de estas revelaciones privadas, ya que el 22 de febrero de 1931 Jesucristo le da el mandato de hacer pintar una imagen Suya con la firma al pie de “Jesús, en Ti confío”.

En 1935, Jesús le dicta a santa Faustina la oración de la Coronilla para implorar misericordia por uno mismo y por el mundo entero.

En 1937, Jesucristo le transmitió a santa Faustina su deseo de que se venerase la Hora de la Divina Misericordia, a las 3 de la tarde, que es la hora de Su Muerte en la Cruz.

Especialmente importante es la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia, que Jesús pidió que se celebrara el primer domingo después de Pascua.

“Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi Misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi Misericordia. Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi Amor y Mi Misericordia. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi Misericordia” (Diario, 699).

Por último, la Difusión de la Divina Misericordia engloba diversas promesas de Jesús para quienes propaguen la devoción a Su Misericordia. Entre ellas, la protección de la persona durante toda su vida y actuar en la hora de la muerte como Salvador Misericordioso y no como Juez.

López Santidrián quiso concluir su ponencia citando una “visión profética” que la propia santa Faustina menciona sobre su Diario, la Divina Misericordia en mi alma:

“Llegará un momento en que esta obra que Dios recomienda tanto, parecerá ser completamente destruida, y de repente Dios intervendrá con gran fuerza que dará el testimonio de la veracidad. Ella (la obra) será un nuevo esplendor para la Iglesia, a pesar de estar en ella desde hace mucho tiempo. Nadie puede negar que Dios es infinitamente Misericordioso; Él desea que todos lo sepan; antes de volver como Juez, desea que las almas lo conozcan como Rey de Misericordia” (Diario, 378).