Vencer nuestros miedos

Todos tenemos algún miedo, algo que nos aterra, nos asfixia, nos bloquea una y otra vez, hasta llegar a sentirnos derrotados porque nos vemos incapaces de superarlo.

Tropezamos siempre en la misma piedra, sufrimos por ello, lloramos amargamente. Así, día tras día, cargando con ese peso que no nos deja vivir, sin encontrar un remedio para saltar ese muro con el que nos chocamos.

Probemos entonces a ofrecer nuestros miedos a Jesús. No olvidemos que Él está siempre dispuesto a ayudarnos en los peores momentos, cuando más le necesitamos. Es el Amigo que nunca falla.

Hablemos con Él, compartamos nuestros miedos con Jesús. Si le pedimos con plena confianza que nos ayude a vencer nuestros miedos e incluso a olvidarlos, el Señor no nos defraudará.


Las señales que Jesús nos envía

En relación con mi anterior post sobre la confianza en Jesús, me parece interesante hablar de las señales que Jesucristo nos envía para hacernos ver que está a nuestro lado.

Para verlas, es preciso tener el corazón abierto porque Jesús está presente en los pequeños detalles y se puede manifestar de distintas formas: habla a través de alguien cercano que de repente nos dice algo que nos traspasa el alma; nos lo encontramos por la calle en la mirada de una persona que nos pide ayuda; o incluso a través de símbolos que solo cada uno de nosotros es capaz de interpretar.

Si mantenemos el corazón abierto, conseguiremos ver y descifrar esas señales que nos transmitirán paz y alegría por saber que Jesús nos escucha y camina a nuestro lado.


Confianza en Jesús

No siempre es fácil mantener la esperanza cuando las cosas van mal. Nos venimos abajo con facilidad y no conseguimos ver la luz al final del túnel. Sin embargo, no olvidemos que Jesús camina a nuestro lado, precisamente cuando más le necesitamos.

Tener plena confianza en Jesús es lo que nos anima a seguir el camino y a no tener miedo, sabiendo que Él está presente, entre nosotros, dándonos fuerzas y consuelo para continuar.

Precisamente, Jesús nos habla de las múltiples gracias que concede a las almas que tienen plena confianza en Él, tal y como le reveló a sor Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia.

Solo Jesús puede dar paz completa a nuestros corazones. Confiemos en Él, aunque eso suponga derribar nuestros propios muros, los que hemos ido construyendo a lo largo de nuestra vida y que tanto esfuerzo nos cuesta soltar.