Obras de misericordia
Vivimos en una sociedad consumista, más preocupada por los bienes materiales que por las necesidades ajenas.
En este contexto, es fácil perder el rumbo y caer en una existencia centrada en satisfacer las necesidades individuales, dejando a un lado la ayuda al prójimo, tantas veces ignorada por diversos motivos.
Se puede ayudar de diversas maneras: dando de comer a quien tiene hambre, consolando al afligido, visitando a un enfermo, haciendo una aportación económica a alguna asociación para personas sin techo y un largo etcétera.
Cada uno de nosotros sabe cómo puede aportar su granito de arena para hacer obras de misericordia al prójimo, que Nuestro Señor Jesucristo siempre nos ha demandado.
Os invito a que reflexionéis sobre esta realidad necesaria. Es un gran camino que todos podemos emprender y que sin duda abrirá vuestros corazones hacia una mayor felicidad, dando un nuevo sentido a la vida.